¿Por qué nos gustan las historias? ¿Por qué nos emocionamos volviendo a ver la película que nos sabemos de memoria, o leyendo por quinta vez ese viejo libro que ya ni recordamos quién nos obsequió?
Según la escritora argentina Liliana Bodoc; “amasar un pan y escribir un cuento son cosas muy parecidas. Porque compartir un pan entre todos y leer un cuento en voz alta son las costumbres más antiguas del amor.

Y tenía razón. Aunque para ser algo más precisos, debemos decir que amasar un pan y CONTAR un cuento son las costumbres más antiguas. Ya que la tradición oral se remonta a la Prehistoria. Es decir, es anterior a la invención de la escritura. Los relatos orales fueron la primera forma de conservación y transmisión de las manifestaciones culturales humanas. Nos fascina contar y escuchar historias desde que nuestros ancestros lo hacían alrededor del fuego, en la noche de los tiempos.
El profesor y escritor estadounidense Joseph Campbell defendió en su reconocida obra El héroe de las mil caras. Psicoanálisis del mito que existen patrones comunes en los mitos y leyendas de todas las sociedades que han existido en el mundo. Llamó “Monomito” a esta estructura primordial de los relatos, lo que hoy conocemos como “El viaje del héroe” y lo dividió en tres etapas principales: partida – iniciación – regreso, que resumiremos a continuación.

La partida se produce cuando al protagonista le ocurre algo que lo saca de su cotidianeidad, del mundo que conoce y en el cual por lo general se encuentra a gusto. Como cuando un hobbit está fumando tranquilamente su pipa en el jardín de su casa y aparece frente a él un anciano a quien jamás había visto en su vida y lo invita a embarcarse en una misión suicida.
La segunda fase, la iniciación, consiste en una serie de pruebas que el héroe atraviesa, triunfando en algunas y fracasando en otras. Como Odiseo, que logra engañar al cíclope Polifemo y escapar de su isla pero pierde en la huida a algunos de sus más queridos compañeros.
El regreso, la etapa final del viaje del héroe luego de cumplir su misión, representa la asimilación de la sabiduría adquirida con la experiencia, su puesta en práctica en la vida diaria y la voluntad de compartirla con sus semejantes. Como el león Simba, que se convierte en rey y devuelve el equilibrio a su mundo luego de derrocar al usurpador Scar,
“El viaje del héroe es una misteriosa y ambigua incursión en un mundo de materia sólida que pronto se deshace entre los dedos, como la sustancia de los sueños. Y al volver la vista atrás, a la aventura que creíamos única e impredecible, entendemos finalmente que fue la misma serie de metamorfosis que atravesaron todos los hombres y mujeres de todos los tiempos en todas partes del mundo” afirma Campbell.
En otras palabras, los héroes de los mitos antiguos y los de la literatura, el cómic y el cine modernos somos cada uno de nosotros en busca de nosotros mismos.
Por eso nos gustan las historias. Porque nos recuerdan que estamos aquí, y la conciencia de estar es la chispa que vuelve a encender en nuestro interior la hoguera alrededor de la cual se calentaban nuestros antepasados en la noche de los tiempos, y se contaban historias para recordar que estaban ahí.
Bibliografía: Campbell Joseph, The Hero with a thousand faces. 1949.
Bodoc Liliana, Cuento de harina, Inédito.
